Durante un seminario universitario dictado por la Universidad de Flores, fueron víctimas de hackeo, filtrando imágenes de pedofilia, un suceso que cada vez más se ve con frecuencia a través de esta aplicación durante el confinamiento, que ha disparado el intercambio de dichas imágenes, haciendo un llamado de atención por parte de representantes de la ONU, para proteger el derecho de los niños.
Peligros On line de las clases online
La Universidad de Flores en Argentina fue la nueva víctima de un hackeo durante una clase online a través de la aplicación Zoom. Esta App ha sido utilizada con mucha frecuencia estos días, motivado al confinamiento a causa de la pandemia del Coronavirus, debido a la gran cantidad de usuarios que aloja en las reuniones.
En una videoconferencia organizada por la Facultad de Planeamiento Social Ambiental, en el ciclo La arquitectura como oficio, un hacker que nunca mostró su cara, logró transmitir imágenes de explotación sexual contra una niña durante una charla educativa que se dictó online, dada la cuarentena obligatoria en pleno brote del Covid-19.
En la charla participaban alrededor 150 personas. El link para acceder a la conferencia fue publicado en redes sociales y por mail. El ingreso era público, sin embargo, los profesores y responsables por las charlas administraban la reunión online.
La Universidad realizó las denuncias pertinentes, y por supuesto la plataforma Zoom recibió nuevamente una notificación, donde se le pedía su colaboración para intentar identificar al usuario que hackeo la clase. Además, se puso a disposición de los participantes ayuda psicológica, el grado de violencia mostrado en las imágenes, perturbó en gran medida a los que asistieron a la clase. Nunca esperaron ver algo.
El confinamiento dispara los delitos de pedofilia
Un nuevo fenómeno que aparece con el confinamiento es la multiplicación abrumadora de la pornografía infantil. Al estar los pedófilos en sus casas con los niños en las suyas, aumenta la demanda de material nuevo por parte de los consumidores de porno infantil, y la producción de este material.
Igualmente, los menores que están más enganchados en las redes, generan más contenidos, acoso y hasta grooming, superior al que suele haber en las noches de los fines de semana y en las vacaciones en tiempos normales. Las fotos de los menores a través de móviles han incrementado de forma desproporcionada en los últimos dos meses.
Se han encontrado grupos de WhatsApp de hasta 200 menores, compartiendo material pedófilo, aumentando el riesgo que sean a futuro pedófilos en potencia. Según datos de la Interpol, en 2018 había 1.8 millones de menores interesados en contenidos de pornografía infantil, esto inicia acosando al menor para obtener fotografías de contenido sexual, pero de ahí hay un solo paso para llegar al abuso directo para lograr obtenerlo.
En principio, este contenido puede ser obtenido para su exposición, o mancillar su reputación, un juego perverso que puede terminar en violencia física, con frecuencia visto en grados superiores de educación secundaria. Por otra parte, la Interpol también asegura que ha aumentado la participación de las mujeres en el intercambio de archivos pornográficos infantiles, el perfil de los menores que intercambian este material se caracteriza en:
- Adolescentes
- Clase media
- Acceso internet y últimas tecnologías
- Poco control paterno y materno en el uso del móvil
Las mensajerías instantáneas les dan a estos chicos, la privacidad que no les brinda las redes sociales como Facebook o Instagram, ocultándose cada vez más y dificultando la forma de encontrarlos.
Organismos como la ONU ven con preocupación la poca protección infantil que tienen los niños durante el confinamiento, solicitando medidas por parte de los Estados que brinden protección infantil y salvaguardar el bienestar de millones de niños en todo el mundo, que pueden estar más expuestos a:
- Violencia
- Venta y tráfico
- Abuso sexual
- Explotación
Por ello, instaron a los Gobiernos a garantizar a todos los niños acceso a los servicios de protección de la infancia y a personal adecuado, para asegurar la protección infantil integrada en la respuesta de COVID-19, con recursos adecuados asignados tanto durante como después de la pandemia.
