Sandra Reynoso Estrada, joven cineasta mexicana, se convirtió en la única directora latinoamericana nominada a los premios BAFTA 2019, en la categoría Live Action, por el documental Videotape, en el que aborda la problemática que enfrentan niños y niñas víctimas de abuso sexual.
Videotape
Ese es el nombre del cortometraje de 23 minutos que narra la historia de dos niñas, de 10 y 13 años, que se enfrentan al horror del abuso sexual cuando una de ellas es agredida por su tío.
La nominada explica que con la producción cinematográfica intenta contar la historia que viven miles de niñas y niños. El corto está ambientado en los años 90, época en la que ocurrieron muchos sucesos políticos y sociales en medio de la crisis suscitada en el país.
La trama de la historia gira en torno a la víctima y su amiguita, quienes desean vengarse del agresor -el tío- por el abuso que ejecutó a una de ellas; al final de la historia deben replantear su plan de venganza.
Reynoso cuenta que la idea del trabajo surgió durante su formación en el Centro de Capacitación Cinematográfica (CCC) en la Ciudad de México. Posteriormente, dice que la idea germinó y floreció. Según los datos de investigación recopilados para realizar el cortometraje, en 2015 México se encontraba en el tercer lugar del mundo por casos de abuso sexual infantil; actualmente el país azteca ocupa el primer lugar, tanto en abuso como en consumo de pornografía infantil.
La realización de Videotape requirió dos años desde su concepción hasta su lanzamiento: la elaboración del guion tomó 6 meses; el rodaje del corto, 13 días; y la posproducción tomó seis meses más.
El cortometraje fue exhibido por primera vez en el Festival de Cine de Morelia de 2018, aunque participó en otros festivales a nivel nacional. La cinta está nominada también al premio Ariel 2019 y es parte de la selección del festival de Cine de Shangai.
La violencia sexual contra los niños
La violencia sexual es una realidad en todos los países y grupos sociales que toma la forma de abuso sexual, acoso, violación o explotación sexual en la prostitución o la pornografía. Además, puede ocurrir en hogares, escuelas, lugares de trabajo o de esparcimiento y turismo, entre otros.
Hoy en día, los dispositivos inteligentes e Internet también ponen a los niños en riesgo de violencia sexual ya que los pedófilos pueden utilizar estas herramientas para buscar relaciones sexuales con menores. También hay un aumento en el número y la circulación de imágenes donde se producen actos de abuso de niños.
La OMS, en 2002, estimó que 150 millones de niñas y 73 millones de niños menores de 18 años sufrieron relaciones sexuales forzadas u otras formas de violencia sexual con contacto físico.
Muchos de estos niños pueden estar bajo explotación sexual a través de la prostitución o la pornografía cada año; sin embargo, la mayoría de los niños y sus familiares no lo denuncian por estigmas, miedo o falta de confianza en las autoridades, haciéndolos más vulnerables y expuestos a agresores que pueden estar en su entorno cercano. Las consecuencias de una violación sexual en un menor afectan a lo largo de su vida en lo emocional y físico.