Recientemente salieron a la escena pública casos de abuso sexual infantil de manos de personas que deberían cuidar de los niños. Por el contrario, fueron ellas quienes perpetraron los delitos, tanto de pedofilia como de distribución y producción de pornografía infantil. Por razones como esta, es importante ver las señales que muestran los niños cuando no se atreven a decir lo que les sucede.
Delitos contra la integridad sexual de menores
Una de las causas de que este delito sea tan silencioso radica en que las personas que los cometen no son fácilmente identificables como inadaptados sociales. Estos individuos pueden camuflarse dentro de la sociedad, incluso llegar a ser personajes representativos y de gran estima dentro de su grupo social y familiar.
Las estadísticas señalan que en el 75% de los casos, quienes cometen estos actos generalmente pertenecen al círculo más íntimo de los menores: su núcleo familiar; y en el 40% el agresor es el propio padre.
Actualmente, la pornografía infantil -su producción y distribución- es uno de los negocios más rentables a nivel mundial; un mercado con muchos consumidores. Un ejemplo es el recientemente caso de un médico pediatra que pertenecía a una red internacional de pedofilia, que usaba la confianza de los niños para luego obtener “material” para subir a las redes de distribución de pornografía.
En este caso particular, el pediatra -además- contaba con la confianza de los padres, la misma que puede tener un familiar cercano que ocasionalmente tenga a su cuidado al menor.
Para los padres es indispensable informarse sobre cuáles son las señales –verbales, conductuales y hasta fisiológicas- que indican que un menor sufre de abuso.
Los pedidos de auxilio sin palabras
Cuando los niños, niñas y adolescentes están siendo objeto de abusos, manifiestan algunas señales no verbales a las que los padres deben estar atentos, como cambios en su actitud y en la manifestación de sus emociones:
- Tiene pesadillas frecuentes
- Disminuye su rendimiento académico
- Se vuelve agresivo y se aísla de su entorno
- Manifiesta rechazo por asistir a un lugar específico
- Dramatiza escenas lascivas al jugar
- Moja la cama en las noches
- Comparte mensajes en sus redes sociales mostrando depresión e ira
- Rechaza saludar a determinado pariente o conocido.
Para evitar estos abusos, es importante que los niños reciban una educación adecuada desde casa, empoderarlos sobre su cuerpo y su sexualidad desde temprana edad, así como generar lazos de confianza para que sean capaces de recurrir a sus padres en cualquier momento, sin que se sientan temerosos de ser calificados como mentirosos por lo que van a relatar.
Desde niños es saludable que sepan diferenciar las caricias de cariño de aquellas que tienen intenciones sexuales, así como enseñarles que ninguna persona -extraña, cercana o familiar- debe tocarlos sin su consentimiento.
Los delitos de abuso sexual infantil son de orden público; cuando el pequeño manifieste que es objeto de abuso, se debe denunciar para que proceda con la detención del sospechoso de abuso.
