Con el creciente flujo de información en la actualidad, cada vez somos más conscientes de la cantidad de casos de abuso sexual y agresiones que sufren los menores de edad, por lo que se hace necesario y oportuno enfocarse en la prevención de este tipo de abusos y empoderar a los niños para alejar a los depredadores.
Las estadísticas indican que 1 de cada 10 menores de edad en los Estados Unidos será víctima de abuso antes de cumplir los 18 años. Por razones como esta, se debe hacer todo lo que esté en nuestras manos para evitarlo.
Es conocido que los depredadores olfatean a quienes ya tienen problemas en otras áreas de su vida y pueden ser vulnerables. Personas cercanas al entorno pueden ser los actores de estas agresiones, aprovechando la confianza de la familia. Peor aún, algunos casos de agresión son perpetrados por la propia familia.
Para proteger a los niños, hay una serie de acciones que podemos tomar, con el fin de que tengan las herramientas necesarias para actuar ante estos peligros:
- Enseñarles que sus sentimientos importan y merecen respeto. Esto se refiere a validar el sentimiento que comparte un niño, de esta forma se le da un sentido del yo, además de ayudarlo a reconocer sus propias emociones. Al aprender esto, ellos dan el primer paso para reconocer cuando algo no se siente bien y los hace más difíciles de manipular. Los niños que alcanzan a tener una mejor sensibilidad respecto a lo que se siente bien y lo que no, son capaces de comunicarlo a los adultos de confianza, lo que les da una gran ventaja frente al depredador.
- Enseñarles que son dueños de su cuerpo. Los niños y adolescentes deben tener muy claro que nadie los puede tocar, mirar o hablarles de sus partes íntimas, en situaciones no apropiadas. Esto se les puede enseñar desde que tienen control de sus esfínteres y a la hora del baño. Es importantes decirles, con un lenguaje apropiado para su edad, que nadie puede tocarlos, y que -de llegar a pasar- deben tener la confianza para decirles a sus padres de inmediato. Este tipo de conversaciones debe mantenerse en el tiempo y, según la edad del niño, detallar un poco más las situaciones y el juego de roles, reafirmándole que nadie puede hacerlo sentir incomodo, incluso si es alguien cercano a la familia. Es importante hacerle saber que siempre se le creerá.
- Deben entender la diferencia entre los secretos y las sorpresas. Es necesario que entiendan que nunca deben guardar un secreto sobre sus partes íntimas. El término «secreto» puede ser confuso para los niños cuando se les habla de una sorpresa (como una fiesta o el contenido de un regalo, por ejemplo); se debe insistir en aclarar la diferencia, porque al final la sorpresa siempre se va a saber, en cambio el secreto es algo que no debemos contar porque nos va a hacer daño. Al comprender esto, los depredadores no lograrán que los niños mantengan el secreto.
- Comparte con los menores tus propias experiencias con tantas emociones y sentimientos como sea posible. Los niños buscan en sus parientes cercanos fuentes de aprendizaje para entender lo que están experimentando. Compartir con ellos tus vivencias los ayuda a aprender cómo expresar los sentimientos y ponerle palabras a lo que no comprenden. Un ejemplo simple sería: “Estaba tan frustrada esta mañana por salir tarde de casa que caminé sintiendo mariposas en el estómago todo el tiempo”. Cuando identificas las sensaciones con palabras y las compartes con los niños, ellos aprenden a expresar sus propios sentimientos de rabia, confusión, felicidad y tristeza, al mismo tiempo que generan empatía sobre los demás.
- Pedirle permiso a los niños para tocarlos. Con esta acción, se les da una noción del control que tienen sobre su cuerpo. Al toparse con un depredador, podrán reconocer la diferencia, sobre todo por que estos no piden permiso. De esta manera, los niños pueden ayudar a identificar gente engañosa.
- Dale el poder de decir No y de expresarse con franqueza. Estimular en los niños la honestidad emocional y mostrarles los límites físicos, los empodera para tener control sobre su cuerpo. Sin embargo, aún pueden ser incapaces de decir No a un abusador o de detener el abuso, ya sea por el uso de la fuerza o por miedo. En este caso, lo importante es hacerles entender que no deben callarse y deben contar lo sucedido, deben tener la certeza de que se les creerá y que no se meterán en problemas o meterán en problemas a alguien por lo sucedido.
Está en manos de los padres, las madres y los cuidadores de menores lograr que los niños se atrevan a compartir el abuso del que fueron objeto y hacerles saber que tendrán la ayuda que necesiten. Generalmente, los niños no cuentan lo que les sucede; por ello, es importante alentarlos para evitar llegar a una situación traumática al no poder soportar la carga emocional que generan estos casos. La prevención es importante porque:
- Brinda las herramientas necesarias para proteger a los niños
- Ayuda a enseñarles cómo mantenerse más seguro
- Ofrece apoyo en caso de que se enfrenten a una situación traumática que no puedan manejar por si mísmos.
