Actualmente, México es el país de América Latina con el mayor número de delitos sexuales, lo que ha llevado a sus autoridades a impulsar estrategias para erradicar los casos de abusos sexual infantil. Tal es el caso de la campaña No te calles, lanzada en el 2018 por el Consejo Nacional de Población, la cual relata cómo el abuso puede ocurrir más cerca de lo que imaginamos.
No te Calles el abuso
En el 2018 se lanzó una campaña en la que una niña relataba a su madre los abusos que sufría por parte de su padrastro, a lo que la madre reaccionó rechazándola y llamándola mentirosa. En muchos casos, además de ser abusadas sexualmente, las niñas entre 9 y 14 años quedan embarazadas de personas cercanas o de su propia familia.
Se estiman que estos embarazos precoces van en aumento, según los estudios realizados por las autoridades competentes. Aunque es un número alto (11.704 casos), esto no refleja realmente la cantidad de abusos sexuales que ocurren en el país azteca, situación que se repite a nivel global.
A pesar de que existen miles de decenas de averiguaciones previas e investigaciones por el delito de abuso sexual, existen solo 43 casos registrados de abuso sexual contra niñas y niños de 9 a 14 años; en un año solo se llegó a registrar una denuncia por este delito.
El silencio que roba una infancia
Algunas ONG dedicadas a la defensa de la niñez y la erradicación del abuso sexual infantil consideran que la violencia inicia desde que el Estado permite que exista un ambiente social en el que niñas y niños sufren una violación, por lo que solicitan políticas más enérgicas por parte de las autoridades para erradicar este delito.
Estadísticas de organizaciones, como las de la obra teatral Secret Survivors, indican que uno de cada tres niños o niñas en el país ha sufrido de abuso sexual y el 90% de los abusadores son familiares o conocidos. La fundadora de esta obra fue víctima de abuso sexual por parte de un tío desde los 4 a los 13 años de edad y relata que este trauma la afectó en todos los aspectos de su vida.
Además, afirmó que una violación roba tu infancia y te hace sentir como un adulto, afectando todo tu sistema, tanto el reproductor como tu vida sexual en el futuro.
Una de las implicaciones más preocupantes son los embarazos precoces de niñas y adolescentes entre 10 y 14 años. Estos embarazos se convirtieron en la sexta causa de muerte en niñas menores de 14 años, al presentar complicaciones como eclampsia, anemia, hemorragia postparto e infecciones en el útero.
Cuando se tiene un hijo se tiene todos los hijos del mundo
Es difícil pensar que una persona que debe cuidar y velar por la integridad de quienes ama es capaz de transgredir y romper la confianza depositada en ella y usarla para realizar un acto atroz.
La pedofilia es quizás una de las más grandes aberraciones que ocurren en la humanidad. Los adultos, como parte de la sociedad, deben mantener un equilibrio en la detección de las señales que emiten los niños, sin entrar en una psicosis colectiva y caer en la sobreprotección.
Para protegerlos, se deben tomar en consideración dos ejes centrales para prevenir a tiempo este delito:
- Poder leer y detectar las señales que los niños muestran cuando una situación de abuso sexual da inicio
- Educar a los niños y empoderarlos para que puedan pedir ayuda, romper pactos perversos y decir que no ante los abusadores. Lo que hace importante impartir una buena educación sexual integral a los niños.
Además de enseñarles a decir que no, a los niños también hay que creerles lo que relatan. Es importante que confiemos en ellos cuando nos dicen que les pasó algo que consideran malo. Los niños abusados enfrentan situaciones que no entienden y pueden llegar a sentirse culpables de lo que ocurre aunque no sean responsables de lo que les sucede y es un sentimiento que se mantendrá con ellos por el resto de su vida.
