La compañía Animalario fue la responsable de llevar a la vida el montaje Hamelin en el Teatro Romea de Barcelona, un cruel cuento de hadas sobre la pedofilia que ha tenido varios triunfos en los Premios Max con cuatro galardones.
Una versión oscura del Flautista de Hamelin
El dramaturgo Juan Mayorga se inspiró para la sexta pieza de la compañía, en una versión más oscura y real del cuento de hadas El Flautista de Hamelin: aquella en la que los niños no regresan y, al mismo tiempo, pagan por la actitud de los adultos.
El objetivo principal de esta pieza es mostrar la realidad del mundo en que vivimos, tomando como punto de partida para la historia el impacto provocado por el caso de pederastia en el barrio del Raval de Barcelona. El dramaturgo, aunque se aleja de cualquier especulación por respeto a las víctimas, admite que sin ese caso la obra no se hubiera escrito.
El caso, que conmocionó el barrio de Raval en julio de 1997, sucedió cuando un niño denunció por abuso sexual a un pederesta reincidente. Al iniciarse la investigación policial, todo indicó que se trataba del caso de una red internacional de pederastia infantil. El acusado principal -además- era el líder de la asociación vecinal «Taula del Raval», mientras que otro acusado era maestro y abusó de uno de los niños mientras lo cuidaba en las noches como «canguro» o niñero.
En la pieza destaca la hiperteatralidad de la obra, con un texto muy chejoviano, mirando a cada ser humano y hablando de su desesperación. Mayorga escribió con precisión un texto que demuestra que la miseria genera incultura, y la incultura causa indefensión.
Al mismo tiempo, el director de montaje, Andrés Lima, se despojó de elementos accesorios y propone una puesta en escena juguetona a pesar del dramatismo de este cuento perverso que muestra el lado oscuro de las ciudades.
Contando a Hamelin
El director de escena participa como un narrador, un cuentacuentos que interactúa con el público y lo ubica en distintas situaciones que se presentan en la obra. La pieza se desarrolla en una ciudad que se parece a Madrid o, incluso, Barcelona.
El montaje propone una reflexión a los espectadores sobre el grado de complicidad que tiene la sociedad en este mal, ya que -de alguna manera- permite que haya pobreza infantil, cuyos niños son embriones de futura violencia física o sexual.
Durante la obra, un niño de 10 años de clase baja –interpretado por Alberto San Juan-, se convierte en víctima de abusos sexuales por parte del flautista encantantador -encarnado por Guillermo Toledo-, quien es miembro de una red de pederastia en la que, según el juez, están implicados miembros del gobierno.
Hamelin obtuvo cuatro Premio Max en la gala celebrada en Barcelona en el año 2015, entre ellos al mejor espectáculo teatral.