De acuerdo con datos de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE), México ocupa el primer lugar en delitos sexuales infantiles. Por otra parte, la organización Guardianes alerta que los padres no saben identificar el abuso sexual en sus hijos, además de que las víctimas de este delito pasan por procesos judiciales dolorosos que las exponen a una revictimización.
Cuando los agresores están en el entorno
Durante el año 2016, el Colegio Montessori Matatena estuvo en el ojo de la opinión pública, ante varias denuncias por abuso sexual hacia el esposo de la propietaria de la institución académica.
Una de las víctimas, de 4 años de edad, no solo sufrió la violencia del abuso a su corta edad, sino que además tuvo que vivir un tortuoso proceso de justicia que duró al menos 3 años hasta que se dictó sentencia.
La madre del niño comentó que el proceso legal tuvo más afectación que la propia experiencia de abuso, al generar un sentimiento de intimidación y amenaza por la instancia que supone debería protegerlo.
El menor fue sometido hasta 20 horas de interrogatorio, testificando una y otra vez sobre la incidencia, que para un adulto es ya difícil. Para los padres, todo el proceso se vivió como un doble abuso, de índole sexual y psicológico, ya que el menor sufría un retroceso en su recuperación cada vez que era expuesto a estas interminables intervenciones.
El juicio, que tuvo una duración de 3 años, produjo un desgaste emocional para todos, sumado al factor mediático que significó al estar involucrada una escuela de prestigio.
El menor en cuestión tuvo efectos colaterales, como el sometimiento a las pruebas de detección de VIH para descartar cualquier contagio de este virus desde tan temprana edad.
Las secuelas de los abusos sexuales en la infancia
Las secuelas de un abuso son muy profundas, sobre todo cuando ocurren en la niñez. En el informe Violencia en la Primera Infancia, la organización Guardianes muestra la importancia de la formación durante los primeros seis años de edad y la magnitud de afectación de una experiencia de abuso a esta edad.
Además de no saber, en muchos casos, cómo identificar y enfrentar una situación de abuso sexual, muchos padres desconocen cuáles son sus derechos y cuáles leyes de protección civil están a su alcance para hacer las respectivas denuncias, a pesar de tener la voluntad de denunciar casos de abusos.
Las secuelas que este tipo de abuso deja en los niños son muy profundas, entre ellas:
- Retrasos en el desarrollo
- Alteraciones del sueño
- Aislamiento social
- Embarazos precoces
- Enfermedades de transmisión sexual
- Consumos de tóxicos en las víctimas
Las situaciones de abuso pueden darse de forma progresiva: el agresor comienza con tocamientos y luego la seducción, hasta llegar a la interacción sexual. Llegado este momento, ya se puede observar algún cambio de conducta en el niño que genera la etapa de descubrimiento, que puede ser accidental, en flagrancia, o porque el niño lo revela mediante un dibujo, verbalmente o a través del juego.
Cuando se está ante la presencia de violencia extrema, es porque el agresor va directo al contacto físico, sometiendo a la víctima bajo amenaza, para mantener el abuso en el tiempo.
Resulta más difícil de descubrir cuando los niños son muy pequeños, ya que no pueden expresarse o contar lo que les sucede. Generalmente, el agresor es alguien cercano, por ello, es recomendable que los papás siempre le crean a los niños, hagan denuncias y busquen el apoyo profesional adecuado para poder retomar la vida, y poder ayudar al niño en su desarrollo.
