La Isla de la pedofilia: cuando el dinero y el poder frenan la justicia

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El reciente escándalo tras la detención del multimillonario Jeffrey Epstein demuestra cómo el dinero y el poder sirven de ayuda para quedar impune por muchos años. Epstein es acusado de pedofilia, por haber abusado sexualmente de niñas, tanto en sus oficinas de la ciudad de Manhattan como en la llamada Isla de la Pedofilia.

 

Isla de la Pedofilia

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En el enclave caribeño de St. Thomas todos conocen al multimillonario Jeffrey Epstein, propietario de la Little St. James Island desde hace más de 20 años. Esta isla fue transformada radicalmente, tras modificar su vegetación nativa, rodear la propiedad con palmeras imponentes y plantar dos enormes banderas estadounidenses en ambos extremos.

Además de la seguridad privada que no permitía ojos curiosos acercarse a la isla, nadie hablaba acerca de lo que sucedía allí, aunque era un secreto a vox populi. Para los residentes era un tema desagradable, que se convirtió en siniestro cuando Epstein se declaró culpable de solicitar y recibir de una menor para la prostitución. Esta confesión le dio sentido a esa inexplicable necesidad de privacidad, razón por la cual la propiedad alcanzó la denominación de la Isla de los pedófilos y fue considerada el rincón oscuro del área.

El círculo de amistades y quienes frecuentaban el lugar son personas de alto perfil, desde políticos importantes hasta personajes de la realeza.

Durante la construcción de la mansión, un exempleado de Epstein -que no quiso ser nombrado-, contó que el magnate tenía a disposición cinco barcos con los que trasladaba a los trabajadores desde St. Thomas hasta el este de Puerto Rico.

En un día normal, a la isla llegaban -al menos- 200 personas, entre ellas un puñado de chicas de que parecían menores de 18 añosAlgunas de las presuntas víctimas que rindieron testimonio, aseguran haber participado en orgías, con el millonario acusado y otras personas importantes.

 

Poder que calla

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Ante el arresto, se desempolvó el caso de Florida, lo que le costó el puesto al secretario de Empleo de la actual administración, quien fuera el fiscal del caso de Epstein en el 2008. Se revelaron sórdidos detalles del pacto que desataron la polémica, en la que el actual fiscal general (quien lleva el caso de Harry Weinstein) fue el consejero para la firma privada que negoció el acuerdo.

Tras el juicio, Epstein dejó de presentarse en la policía cada 90 días, como delincuente sexual; incluso, en esa oportunidad se llegó a pedir que se rebajará de la lista de depredadores sexuales.

Se estima que los cargos de abuso sobre Epstein se remontan al año 2001. Sus víctimas tenían entre 13 y 16 años y provenían de un estrato social bajo. El magnate les ofrecía entre 200$ a 300$ para que le dieran un masaje en su casa; también llego a pagar a algunas de sus víctimas para reclutar a más chicas. Esta situación se repitió en las residencias de Manhattan y Palm Beach entre lo años 2002 y 2005, sumado a la conocida Isla de la Pedofilia.

Para 2007 fue acusado de trata de niños con fines sexuales, a lo que se declaró culpable en una corte estatal. Recibió una sentencia menor de arresto domiciliario en Manhattan que le permitía ir de su casa a su oficina, acuerdo al que llego con las autoridades de Florida en el 2008. Existen pruebas de que solicitó servicios de prostitución de menores durante su condena.

Ahora, con esta acusación se sugiere que no era solo un depredador sexual, sino un hombre que trataba a las mujeres y niños como presas de caza.

Una de las víctimas de Epstein en Florida fue reclutada en el club de golf del presidente Donald Trump en Mar-a Lago, por la persona más próxima al acusado, Ghislaine Maxwell, con la excusa de hacer masajes. El plan final era utilizarla con fines sexuales dentro de la mansión de Epstein y sus amigos.

Durante la denuncia citó a personalidades importantes de la realeza británica, asegurando que las autoridades tenían en su poder videos y fotos de ella en actividad sexual con amigos poderosos del acusado.

Los cargos que se le imputan al acusado no solo son por abuso sexual de menores, sino por intento de soborno a dos testigos potenciales del caso en el que se le acusa, donde se demostró que el financiero llego a pagar un total de $350 mil dólares a dos personas para que cambiarán su testimonio.

Al ser apresados, se encontró en su residencia mucho material eminentemente pornográfico, indicando que se realizará una investigación detallada y un proceso real, enfrentando una pena que va de 45 años a cadena perpetua.

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