Los recientes casos de pedofilia en Argentina, especialmente el del Pediatra del Hospital Garrahan, ha despertado todo tipo de curiosidades sobre cómo se maneja un pedófilo, cómo se oculta y cómo los investigadores especializados encuentran las huellas o pruebas necesarias para capturarlos.
Revisar un material siniestro
La fiscalía argentina trabaja con siete personas que día a día revisan 200 reportes con videos e imágenes de niños en actividades sexuales explícitas o mostrando sus genitales. Todos estos reportes llegan a una ONG americana, la National Center for Missing and Exploted Children (NCMC) que recolecta toda la información que se considera como posible pornografía infantil.
El Centro de Información Judicial (CIJ) es el organismo especializado en delitos informáticos que trabaja en conjunto con la fiscalía para recabar las pruebas suficientes para lograr una condena para los pedófilos.
Actualmente, tienen 700 investigaciones pendientes, un número que se mantiene constante, donde el 88% son delitos que involucran menores vulnerados. El trabajo culmina con una solución completa, ya sea una condena o un juicio expédito.
Cuando reciben este material, los investigadores deben identificar de qué se trata: si efectivamente es un caso de pornografía infantil, sin son chistes de mal gusto que se viralizan o si es una alguna actividad como sexting entre adolescentes, lo que no se considera delito. En el caso de pedofilia, o lo conocido como grooming, se derivan los casos a la provincia que corresponda para que la fiscalía abra una investigación, con el objetivo de verificar los datos y unir perfiles falsos.
El equipo multidisciplinario que se encarga de atrapar pedófilos lo conforman criminalistas, sociólogos, antropólogos, abogados, informáticos e ingenieros que terminan de instruirse en la práctica porque no existe una carrera de investigador de pedofilia, pero deben tener fortaleza para poder afrontar la visualización de todos los abusos que revisan diariamente.
Ante la avalancha de reportes, tratan de no quedarse con la imagen en sí sino con el caso, tratando de ver el marco general.
Romperse es de humanos
Analistas explican que quienes trabajan en las unidades de peritaje de estas imágenes reciben apoyo psicológico. Especialistas forenses en el área de psiquiatría destacan que cuando se trabaja mucho tiempo con esta información, que resulta siniestra, se debe tomar una distancia afectiva.
Los analistas utilizan como mecanismo de defensa para trabajar con estos temas una disociación instrumental, para que no los lastimen las imágenes que observan. También deben hacer terapia, para evitar que aparezcan síntomas como:
- Cambios de humor
- Trastornos en el sueño
- Actitudes agresivas injustificadas
Igualmente, el equipo de trabajo trata de mantener una dinámica para hacer el trabajo más llevadero, alternando charlas y concentración para cambiar de aire y no enloquecer.
Sin embargo, algunas imágenes o videos son difíciles de soportar, lo que genera un cambio de tareas o roles por un tiempo o de manera definitiva. Solo en 2018 hubo más de 46.000 reportes para analizar, lo que indica que el funcionario tuvo que revisar 46.796 imágenes y videos de chicos siendo abusados.
Hasta el mes de mayo de 2019 se contabilizaron 16.492 reportes y se proyecta que alcancen cerca de 39.581 al finalizar el año.
